¡Qué pena no saber hacerse mayor! llegamos a este hotel tras haber sufrido un overbooking hotelero en el Hotel las Sirenas en Viveiro y nos derivaron a éste. El entorno es bonito y tranquilo, a unos 5 km de Viveiro.
Es un alojamiento que por fuera parece majestuoso, su piscina climatizada no la llegamos a usar pero tiene un horario hasta las 22.00 que es algo de agradecer. Los jardines están muy cuidados. Cuando entras, encuentras una moqueta que lo cubre todo, a la antigua usanza, de arriba abajo a excepción de los baños.
Mobiliario no actualizado,de los años 70. Color de las paredes, puertas. Olor, es un tema que deben mejorar, quizá es por la moqueta, huele a antiguo y cerrado, es como un viaje en el tiempo a un hotel que tuvo que ser algo bueno y hoy lo miras como si fuera de mentira.
Las habitaciones son muy amplias, las camas muy cómodas, en nuestro caso, las vistas malas. El baño amplio también, pero desapacible. La paredes de la habitación tenia algunos desconchones abajo, la bañera con esmalte levantado en algunas esquinas. Detalles no aptos para un 4 estrellas y que transmiten la sensación de dejadez.
Limpieza normal, no escrupulosa pero aceptable, y un poco de descontrol con el cambio de toallas.
Necesita actualizarse con urgencia, tiene buen tamaño, tiene instalaciones y exteriores y le falta todo lo demás...