Es un lugar agradable y tranquilo bien situado en La Condesa, pero ciertamente no es un hotel por mucho que lo llamen así en esta página. No hay señal indicativa fuera, hay que llamar para entrar, etc. La sensación es la de estar en una residencia privada, un apartamento turístico con algún servicio adicional, no en un hotel. Habrá gente que agradezca eso, pero a mí me resultó incómodo, por ejemplo, tener que llamar cada vez que quería entrar. El personal de recepción es amable. El desayuno es correcto (huevos en todas sus variantes), aunque el camarero no se mostró especialmente simpático ninguna mañana. Las habitaciones son cómodas, pero han conocido tiempos mejores; una renovación del mobiliario y la decoración no les vendría mal. Hay habitaciones "suite" bastante espaciosas a las que hay que subir por una escalera de caracol incomodísima. En general es un sitio recomendable si quieres cierta tranquilidad y estar aislado, pero a mí me resultó excesivamente costoso para lo que ofrece y no creo que vuelva en el futuro, especialmente tras darme cuenta de que aplicaron una tarifa de cambio a la alza que aumentó el precio de mi estancia con respecto al precio acordado a través de hotels.com (aunque uno contrate por hotels.com en dólares, se paga en el hotel en pesos mexicanos). En definitiva, es limitado como "hotel" y caro como apartamento turístico.